Cultivo de Tomates - Fruticultura y cultivos frutícolas
Obtener un mejor aprovechamiento del espacio de un
invernadero se debe manejar el cultivo de tal manera que permita obtener
el mayor rendimiento por unidad de superficie protegida. Por esta razón
las plantas de tomate se conducen y se podan.
Uno de los principales aspectos a tener en cuenta en el manejo es su
hábito de crecimiento, que define a dos grupos:
Plantas de crecimiento indeterminado. Plantas de
crecimiento determinado.
El primer grupo se caracteriza por tener un ápice
vegetativo con dominancia, que le confiere
crecimiento continuo a su eje. Se reconocen por
presentar un racimo floral cada tres hojas y un
crecimiento radial amplio. Son las plantas de este
grupo las que más se usan en lo invernáculos.
En las plantas de crecimiento determinado los brotes
siempre terminan en un racimo floral, por lo tanto
siempre se debe dejar el brote axilar superior para
conducirla como indeterminada. Estas plantas son
denominadas de “autopoda” y se las reconoce porque
presentan un racimo floral cada dos hojas.
La conducción permite re-orientar la arquitectura de
crecimiento indeterminado al amarrar las plantas a
un hilo plástico o alambre y colocarlas en forma
vertical.
La finalidad es la de aprovechar el volumen
disponible dentro del invernadero y controlar mejor
las plagas y enfermedades a través de una óptima
exposición de la planta a las pulverizaciones con
agroquímicos.
Conducción eje simple o a un eje
Se eliminan todos los brotes axilares y se deja un
eje central que se conduce en forma vertical. La
planta se cuelga de un alambre con la ayuda de un
hilo de plástico amarrado con un lazo no corredizo a
la base del tallo. A medida que la planta crece se
envuelve en el hilo. Cuando la temperatura es baja
conviene que el hilo sea blanco, mientras que si
ésta es alta debe ser negro.
Conducción inglesa o en “V”
Tiene el objetivo de lograr una mayor exposición a
la luz y una mejor ventilación entre plantas. La
conducción es similar a la de un eje siendo la única
diferencia que las plantas se cuelgan con cierto
ángulo y por ello se denomina en “V” .
Normalmente se ubica una doble hilera sobre el
camellón y las plantas de estas pueden estar tanto
enfrentadas como desplazadas (tresbolillo). La
última opción brinda mejor ventilación e
iluminación. Este sistema se aplica a variedades con
altos requerimientos de iluminación y temperatura
para lograr madurez uniforme de frutos y mejores
calibres
Conducción de brazos múltiples
Esta conducción consiste en despuntar antes del
primer racimo floral dejando dos brazos, que a su
vez se podan antes de la aparición de la
inflorescencia, quedando así cuatro ó más brazos.
Tiene altos requerimientos de mano de obra, por esta
razón no es de uso común en Argentina. Al
incrementar el número de brazos, tiende a dejar un
mayor número de racimos florales por planta.
Se aplica para tomate cherry o en variedades al aire
libre.
Conducción danesa
Tiene, al igual que la conducción de brazos
múltiples, altos requerimientos de mano de obra. En
esta, se llega al tercer o cuarto racimo floral
cosechado y una vez deshojada la parte inferior de
la planta se baja dejando el quinto racimo a ½ metro
del suelo, amarrando nuevamente la planta al alambre
superior. Con este método se aumenta el tiempo de
cosecha logrando de 8 a 12 racimos más.
Poda de brotes
El manejo de las plantas contempla también la
eliminación de los brotes axilares o secundarios, en
forma parcial o total. De este modo se dejan el o
los ejes principales evitando tener un exceso de
vegetación.
Con la poda se busca un equilibrio entre el volumen
de materia vegetal y el del aire (canopeo). Se logra
una disminución de rendimiento por planta, que es
compensada con el establecimiento de un mayor número
de individuos. Se obtiene mayor precocidad en los
frutos, mejor calibre y una concentración de la
producción en cada eje.
Poda a un eje
Este método que tiende a la obtención de una
producción concentrada de entre 5 ó 6 racimos por
planta. Se deja el eje central y se eliminan todos
los brotes que nacen de éste. La altura a la cual
llega la planta dependerá del número de racimos a
cosechar, en una producción concentrada se dejan 5
racimos y en producciones largas 6 o más racimos.
Poda a un eje modificado
En este caso se deja el brote sobre el primer racimo
floral y cuando en esta rama se ha formado la primer
inflorescencia, se poda sobre la segunda hoja del
mismo.
Esta modificación, permite una producción adicional
entre el primer y segundo racimo del eje principal
al tiempo que incrementa el rendimiento temprano.
Sin embargo en muchos casos, la pérdida por aborto
floral o de frutos y el manejo adicional que
significa no compensa este tipo de poda. .
Poda a dos o más brazos
En esta poda se deja el eje central sin podar y
además un brote que nace por debajo del primer
racimo. Este último se conduce como si fuera un eje
simple y se cuelga junto al primer brazo.
El segundo eje que se deja compite con el desarrollo
del primero y esta situación produce un retraso de
la producción, por lo tanto se debe utilizar cuando
las condiciones permiten un período más largo de
crecimiento y cosecha.
Raleo de flores
Si las condiciones del medio ambiente, la nutrición
y el abastecimiento de agua son adecuados lo normal
es que la capacidad de la planta sea suficiente para
producir un número de frutos igual al número de
flores. Sin embargo, el desarrollo de los frutos es
desigual en la inflorescencia y con un cierto grado
de competencia. La consecuencia es una maduración
desuniforme y desigualdad en el tamaño con una
disminución en el promedio del calibre de frutos.
Para obtener frutos uniformes y de mejor tamaño se
ralean las flores más pequeñas y atrasadas del
racimo, dejando 5 o 6 frutos por inflorescencia.
Autores
Javier Cirielli
Ing. Agrónomo. Convenio Municipalidad Río Gallegos - INTA EEA Santa Cruz - Asociación Productores Frutihortícolas RG
Boris Diaz
Ing. Forestal. Municipalidad Río Gallegos