La soja ofrece una
amplia base nutricional. Los granos integrales
proporcionan harina; a su vez, el aceite de soja se
utiliza en la preparación de alimentos; con la pasta de
soja, muy rica en proteínas, que sobra después de la
extracción del aceite se elaboran raciones para ganado;
y la proteína de soja se utiliza en bebidas, alimentos
para bebés, fideos, y como sustituta de carnes y
productos lácteos.
La
soja ofrece una amplia base nutricional. Los granos
integrales proporcionan harina; a su vez, el aceite de
soja se utiliza en la preparación de alimentos; con la
pasta de soja, muy rica en proteínas, que sobra después
de la extracción del aceite se elaboran raciones para
ganado; y la proteína de soja se utiliza en bebidas,
alimentos para bebés, fideos, y como sustituta de carnes
y productos lácteos.
El aceite de soja es rico en ácido oleico, un ácido graso mono insaturado y
no contiene colesterol; la proteína contiene ocho aminoácidos esenciales en
la dieta humana. La soja es también una buena fuente de vitaminas y
minerales. La lecitina es un componente importante del aceite, utilizado
como solvente, emulsionante y lubricante; También se utiliza para hacer
productos como tintes y pinturas a base de aceite.
Como toda legumbre, las raíces de soja tienen
nódulos donde las bacterias convierten el nitrógeno
del aire en formas que sirven como nutrientes por
las plantas.
La tendencia del cultivo de soja es en surcos
estrechos lo que tiende a promover que las plantas
sean más altas y susceptibles de alojamiento
(aplanamiento por viento y lluvia). Después de la
floración, las vainas se forman en cachos triples,
cada una de las cuales contienen dos o tres
semillas.
La Soja es cultivada en todos los continentes, en
países de climas templados a climas tropicales. La
temperatura y la duración del día son importantes
factores en el control del desarrollo de estos
cultivos.
Producción mundial de Soja
En 2019, se estima que se cosecharon más de 350 millones
de toneladas de soja en el mundo algo menos de 12 millones menos que en 2018
El crecimiento del cultivo fue mayor en América del
Sur, con aumentos de dos a tres veces en las áreas
cultivadas por los principales países productores,
como Brasil y Argentina. La producción de soja
mundial es
dominada por tres países: Brasil (120 millones de
toneladas), Estados Unidos (95 millones de toneladas) y Argentina (50 millones de toneladas).
En Asía, los principales productores son China (17 millones de toneladas) e India (11
millones de toneladas), según datos del Departamento de Agricultura de
Estados Unidos (USDA).
En el resto de América, vale decir que Paraguay se ubica
entre los 6 mayores productores del mundo con más de 10 millones de
toneladas y Uruguay alcanza los 2 millones de toneladas producidas.
A su vez más de 1 millón de hectáreas son cultivadas en África, siendo
Sudáfrica, Nigeria y Uganda las áreas más grandes.
La cuarta parte de la soja producida en Europa se cultiva principalmente en Italia
y Francia.
Las mejores zafras provienen generalmente de suelos
arcillosos que retienen la humedad, ya que son bien
drenados, con pH neutros a ligeramente ácidos.
En climas templados, la soja es plantada desde fines
de primavera a verano y cosechada al inicio del
otoño. Tradicionalmente, la semilla era plantada en
hileras anchas (con distancia de unos 75 cm entre
hileras), lo que permitió el control de malas
hierbas por arado mecánico mientras el cultivo
crecía.
Sin embargo, actualmente el uso de Herbicidas
selectivos permite controlar las malas hierbas con
poco o ningún daño a los cultivos; así, se ha
popularizado el cultivo en filas más estrechas
(menos de 20 cm).
Estos cultivos son más eficientes en la captura de
la luz solar y tienden a producir más cereales.
La soja fue de los primeros cultivos modificados
genéticamente (GM), siendo introducidos en 1996 en
Argentina y los Estados Unidos. Actualmente, más del
90% de toda la soja cultivada en estos países se
compone de variedades GM.
La susceptibilidad de la soja al ataque de insectos,
plagas y enfermedades causadas por hongos depende
del clima, siendo más grave en condiciones calientes
y húmedas. Condiciones más frías y secas, como en el
Centro-Oeste de Estados Unidos y Canadá, las plagas
y enfermedades no son generalmente grandes amenazas
para este tipo de cultivo.
Para eliminar las hierbas dañinas presentes,
generalmente se utilizan herbicidas de contacto como
el paraquat o el glifosato, a veces en conjunto con
herbicidas residuales que evitan la aparición de
nuevas florescencias de malas hierbas. Algunos
herbicidas residuales deben incorporarse al suelo
antes de la plantación del cultivo.
Cuando la soja se cultiva en hileras anchas, el
paraquat es el único herbicida no selectivo con el
que se puede pulverizar para controlar las malas
hierbas sin temor a dañar el cultivo.
Vale destacar que el paraquat es más efectivo que el
glifosato para controlar las malas hierbas en las
etapas iniciales de crecimiento cuando el clima es
frío o cuando llueve después de la aplicación. En
tales condiciones climáticas, el paraquat controlará
las malas hierbas en pocos días en comparación con
las 2-3 semanas que el glifosato tarda en hacerlo.
A menudo el cultivo de soja se realiza en rotación con maíz, arroz
y trigo, que se benefician del nitrógeno que dejó en
el suelo la soja. En climas más cálidos, como en el
sur de los Estados Unidos y Argentina, la soja puede
ser cultivada después de la cosecha del trigo
sembrado en otoño. En estos sistemas de doble
cultivo, la cosecha de invierno también protege el
suelo de la erosión.
En Brasil, el cultivo de soja se hace
antes de un segundo cultivo de maíz. Para hacer la
soja en doble cultivo con éxito, usted debe elegir
una variedad que madura más rápidamente. Asimismo,
se debe procurar un rápido progreso entre cultivos
y, conforme se acerca el verano, también es
importante la conservación de la humedad del suelo.