También llamados melocotones, los duraznos son frutas muy ricas en fibras, carbohidratos, vitaminas A, C,
complejo B, y sales minerales. Además contiene mucho potasio, sodio y fósforo.
Su efecto antioxidante combate la acción de los radicales libres y es muy
beneficioso para la buena conservación de la piel. También es indicado en el
tratamiento de diferentes afecciones, tales como enfermedades pulmonares,
estomacales y hepáticas, úlceras, herpes, dolores reumáticos, hipertensión
arterial , anemia, diabetes, además de contribuir a regularizar el sistema
nervioso.
El durazno es muy efectivo para los intestinos, tiene propiedades diuréticas y
su carozo es muy utilizado tanto para la cura de enfermedades pulmonares como
para la regularización del período menstrual en las mujeres. Las hojas del
durazno tienen efecto sedante, y sus flores preparadas en forma de jarabe o
tomadas como infusión, tienen propiedades laxativas muy eficaz para los niños.
Como cultivar duraznos
El duraznero se desarrolla con normalidad en suelos arcillosos y arenosos
con
buena profundidad. Las regiones con climas frescos, temperaturas medias anuales en el entorno de los 20ºC, son adecuadas para su cultivo. El suelo
debe ser preparado con 3 meses de anticipación, guardando una distancia de 6
metros entre líneas y 4 metros aproximadamente entre cada planta.
A efectos de un buen desarrollo del cultivo, es conveniente 45 días antes de
iniciar la siembra hacer una fertilización combinada con fósforo, potasio,
borato de sodio, y carbonato de calcio y magnesio.
Para plantar en invierno, debe hacerse con mudas de raíces desnudas. El resto
del año, puede plantarse con mudas en macetas. Siempre el cuello de la planta
debe quedar encima del nivel general del suelo. Regar después de la plantación.
Las hierbas y yuyos se quitan con herbicidas y también se puede realizar lo que
se denomina "tratamiento de invierno", que consiste en una fumigación especial
utilizando una emulsión de aceite mineral que debe realizarse antes de la
floración y de la poda, con el objetivo de desfoliar la planta, neutralizar
focos infecciosos y romper la latencia (período de dormición que generalmente
coincide con fenómenos climáticos adversos, granizo, heladas, sequía y demás
aspectos que puedan resultar desfavorables para un adecuado crecimiento y
desarrollo de las plantas. Este proceso debe realizarse en forma abundante para
que el líquido se escurra por las ramas y el tronco de la planta.
Es importante efectuar las podas correctamente. La poda de formación tiene como
objetivo formar una copa en formato de vaso abierto para facilitar el laboreo de
la planta. Debe hacerse cuando esta alcanza una altura de 20 cm y la base de la
copa debe mantener solamente 4 ramas principales en disposición radial alrededor
del tronco. Luego en la poda de fructificación deben quitarse las ramas que ya
dieron frutos ya que no volverán a fructificar. Cortar las ramas nuevas para
evitar excesos y mantener la calidad de los frutos, seleccionando 100 frutos por
planta, el primer año, quitando el excedente en esta etapa, y aumentando
paulatinamente en cada fructificación la cantidad de frutos seleccionados (entre
150 y 200 por año ).
La cosecha se realiza en horas del día, cuando los duraznos frescos están en
plena maduración y presentan una coloración amarillo verdoso o crema ligera. No
recoger los duraznos verdes porque fuera de la planta no maduran. Además del
color, el aroma es característico en esta etapa de maduración del fruto.
No cosechar con la fruta muy madura, porque la pulpa pierde su firmeza. El
durazno no debe tocarse durante la cosecha, ya que puede dañarse en virtud de
tener una consistencia muy delicada. El modo correcto de realizar la cosecha es
torciendo con cuidado el pedúnculo, para no lastimar la fruta. La primera
cosecha se realizar en el tercer año de plantación, alcanzando su máxima
producción en el entorno de los 12 - 15 años. Las frutas pueden almacenarse en
cámaras de frío no más de una semana.